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Director: M. Night Shyamalan.

Reparto: Olivia DeJonge, Ed Oxenbounld, Deanna Dunagan, Peter McRobbie.

Género: Terror..

Duración:  97 min.

Año: 2015.

La visita

Feliz martes a todos, por fin tenemos aquí la “crítica” de la quincena.

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Como bien anuncié al final de la crítica anterior, hoy hablaremos de La Visita, de M. Night Shyamalan. Os dejo el trailer a continuación como de costumbre.  

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Creo que a estas alturas os habréis podido percatar (y si no es así, ya os lo digo yo) que soy muy, muy, MUY aficionada al cine de terror, desde que vi IT por primera vez con unos seis, siete añitos. Por suerte me llevo muy bien con los payasos y con todo lo que me produzca algo de miedo, ansiedad, inseguridad...y demás sensaciones no aptas para cardíacos.

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Os preguntaréis por qué esta explicación. Bien, se debe a que, como buena fan del cine de terror, al que bien podríamos calificar actualmente de susto, esta película me incomoda, por las contradicciones que me produce, sobre todo.

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Comenzaremos hablando de la película en sí y luego pasaremos al tema que nos atañe, el prisma bajo el que analizamos todas las películas de las que hablamos. Advertir que un poco más adelante aparecerá un cartel de SPOILER ALERT. Siempre intento evitarlo pero esta vez no me queda más remedio. Sin más comenzamos.

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Antes que nada, y a pesar de que vi El Sexto Sentido, y me maravilló como a muchos otros, nunca he sido especialmente fan de Shyamalan, tengo, sin embargo, que alabar su gran trabajo como director. Las atmósferas son rápidamente absorbidas por el espectador, transportándonos rápidamente al mundo que nos describe. Calificaría a Shyamalan como un maestro en los puntos de giro. A mi humilde opinión, los maneja a la perfección, justo en el momento adecuado para no hacernos perder la atención en la historia, y para colmo, replantearnos todo lo que hemos estado viendo hasta ahora, como en El Sexto Sentido, El bosque y La Visita. SPOILER ALERT: Si no has visto la película, ve a por unas palomitas, tómate un par de horitas libres y sigue leyendo cuando aparezcan los créditos.

Cuando descubrimos que los abuelos, realmente son dos enfermos escapados de un psiquiátrico(comentaremos este hecho más adelante), la película pasa a ser una totalmente diferente, y eso es algo que no puede más que despertar una profunda admiración hacia el trabajo que, hasta ahora, ha hecho el director. Sin embargo, y he aquí el motivo por el que no me termina de convencer, detesto sus finales. Haré una obvia excepción con El Sexto Sentido. Mi problema con sus cierres viene debido a que nunca creo que estén a la altura de la película. En el caso de El Bosque se me hizo incompleto, en Señales, mediocre (¿Agua? Por favor...) y en La Visita es ya una hecatombe de lo absurdo.

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Dejando esto de lado, la película cumple con la premisa que promete, que no es más que mantenernos en tensión, intercalando algún que otro susto. Haré un inciso para arrodillarme y comenzar a levantar mi altar hacia Deanna Dunagan, la actriz que interpreta a la “abuela”. Soberbia. Sin más. Capaz de inquietar con una mirada.

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Pasemos ahora el tema que nos atañe, y es la visión que da del enfermo mental. Bien. Bueno. Nefasta.

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Hacia la mitad de la película, descubrimos que los “tiernos” ancianos que hemos estado acompañando hasta ahora, no son los abuelos verdaderos, si no que en realidad, son dos pacientes que sus abuelos cuidaban cuando eran voluntarios en un centro psiquiátrico, que no sólo los asesinaron, si no que se hicieron pasar por ellos cuando aparecieron los niños.

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Me cuesta encontrar las palabras...la imagen del enfermo mental está totalmente distorsionada, hasta el punto del ridículo. Lo observamos en ambos abuelos, totalmente desquiciados, idos. No solo se les retrata como asesinos organizados, si no que llegando al clímax de la película, los muestran como auténticos sádicos sin límites (si habéis visto la película, recordaros la escena del niño, el abuelo, los gérmenes y los pañales. Con eso es suficiente).

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Observamos una criminalización en los dos abuelos, que comienzan a quitarse de en medio sin tapujos a cualquiera que amenace con desvelar su secreto.

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Bajo mi punto de vista, también observamos una actitud paternalista, aunque no estrictamente hablando, pero sí que me hace replantearme ciertas cosas. Me explico. No tratan a los enfermos como niños pequeños, pero nos muestra como el “abuelo”, tiene que hacerse cargo de la “abuela”, quien al llegar la noche pierde toda su cordura y toda la autonomía y autocontrol que demuestra por las mañanas. Incluso observamos como él mismo no puede sostener más la situación, planteándose el suicidio.

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Y por último, no sé muy bien si la intención del director era de burla, me gustaría decir que no, pero no encuentro sentido al rap que aparece en los créditos de la película. Totalmente innecesario, surrealista y fuera de lugar en mi opinión.

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Por esto, a pesar de ser una película de terror, que mantendría (y a excepción de las escenas finales), entretenido a cualquier amante del género, no nos queda más remedio que darle el Sello Rojo de Mal@ de los Nervios.

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Sin más hasta aquí la “crítica de hoy”, volveremos la próxima quincena con La Isla Interior.

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